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Adolescencia: ¿Quo vadis? (página 2)




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2

La familia
bitácora anticuada desprovista de polo
magnético

La familia, en esta etapa, ha dejado de ser el lugar
preferido donde se busca información. Ésta ha sido sustituida
por medios de
comunicación y por el impacto de la afiliación
a grupos. Fuentes
conjuntas, que actúan como crisoles.

Fraguas, donde fundir y donde templar nuevas direcciones
a viejas inquietudes — el joven moderno, navega al garete en su
añoranza incierta.

Porque la adolescencia,
es asimismo un período de duelo y de tristeza. Duelo y
tristeza por la pérdida del paraíso que la
niñez, no muy lejana, antes, constituyera.

Confrontamos con ello nuevas perspectivas.

La identificación idealizada con la
generación anterior estalla, y a diferencia de lo que
ocurrió en los años 60s con la llamada
emancipación sexual, cuyo catalizador implicaba una
confrontación. Hoy las pautas de las generaciones
anteriores ya no interesan, ni siquiera en términos de
oposición, y la asimetría se genera entre esas
figuras pasadas y quienes deben acceder a la autonomía
estable de ser adulto.

De ahí también la importancia que tiene
para los adolescentes,
los conciertos y los "raves", que constituyen modos de ensayo, de
formas y opciones, en búsqueda de esa utopía tan
elusiva que, para ellos, significa el ser feliz. (Véase mi
ponencia: La Guerra Contra
las Drogas
en monografias.com).

Nadie me entiende… a nadie le
importo…

En una ponencia, ya vieja, una vez propuse: "The task
of adolescence is to grow up and away
…" (La tarea de
la adolescencia es crecer y partir) — Lo que para muchos de
entre los jóvenes en tan triste como dificultoso. (Julio
11-13, 1980: 32nd Annual Scientific Assembly-The
Missouri Academy of Family Physicians. Lake of the Ozarks: "An
Overview of the Management of Behavioral Disorders of Children
and Adolescents".

La emancipación, simultánea aunque
subrepticia, de los padres. A, veces, toma forma de una
rebelión donde se cuestionan los valores de
la generación vieja. Donde se resaltan las falsedades y
donde se demanda un
derecho de autonomía. Autonomía que puede
expresarse como libre albedrío en materias del sexo, del uso
de las drogas o del
cigarrillo, de desdeñar la educación
universitaria, o de sumergirse en la profundidad caótica
de la anorexia o de
cualquier otra disorexia — el ciego, guiando al (otro)
menos ciego — que los grupos, para tantos, significan.
(Aquí recomendamos: Anorexia Nervosa: Let me Be!
Por A. Crisp).

Estas opciones pueden
ser ilusorias

La renuncia a los principios de la
generación anterior, aunque ésta sea mínima
o simbólica, y la recomposición de valores
–– que fueron aceptados y que ahora son rechazados,
simplemente, por provenir de los padres o de sus representantes
— resultan actualmente más complejos que en otros
tiempos. Es como si la generación anterior fallara en dar
los ejemplos constantes y válidos que son esenciales para
proveer una identidad
madura, sólida y duradera.

No puede esperarse que se viva por ejemplos que son
frágiles.

Pero el proceso no
avanza sin tropiezos, entre ellos aparece, el descubrimiento
inesperado de la cesación del vínculo matrimonial
de algunos padres, cuyo maridaje, a menudo se disuelve cuando los
hijos entran esta etapa.

La caracterización de los progenitores, como
figuras que viven crisis
existenciales ellos mismos, asimismo aparece como
obstáculo en sus vidas confusas y
desprevenidas.

Y la confusión que produce en la mente del joven,
la tendencia de algunos papás de abusar de las drogas,
mientras condenan el uso de las mismas por la juventud — o
de hacerse la vista gorda, si respecta a las actividades
sexuales. A todos confunde, especialmente a los hijos.
(Véase mi ponencia: Crisis Existencial).

La sociedad
dominicana, como la de tantos países, atravesada por
acontecimientos históricos aún no asimilados y cuyo
movimiento no
garantiza que se encuentre en tránsito hacia lugar
previsible alguno, no puede determinar el marco visual en el cual
se inserten las generaciones que transitan entre la infancia y la
juventud.

Los procesos de
alienación de los adultos, obligados a reubicarse
cotidianamente para garantizar su inserción en la cadena
productiva –– sino en el proceso social en su conjunto
—– constituyen un obstáculo mayor para la
elaboración de propuestas que no dejen a los adolescentes
y jóvenes tempranos a la merced de la alienación
social.

No es todo lo que es
crítico

He señalado en otras ocasiones la diferencia
entre los procesos de auto conservación y de auto
preservación, que constituyen los fulcros de la
ecuanimidad personal.

Siendo el ego un elemento de identificación que
toma a su cargo y metaforiza la totalidad de los procesos de
establecer la realidad suprema; sus bases se estabilizan
alrededor de dos mojones:

  1. aquél que tiene que ver con la identidad
    sexual y
  2. aquél que determina la garantía de la
    independencia madura.

Ambos, actuando como conjunto de fuerzas, articulan el
ser cohesivo y consciente del individuo, y
no sólo su existencia.

En tiempos de estabilidad emocional, siempre viajan
juntas, y se puede preservar la identidad sin por ello dejar de
ser quien se es. En otras palabras, manteniendo el sentimiento y
la noción de una individualidad basada en la conciencia
personal. (Véase: The Feeling of What Happens: Body
and
Emotion in the Making of Consciousness por A.
Damasio).

Pero, en épocas históricas separadoras,
ambos ejes entran en contradicción y la supervivencia
biológica se contrapone a la vida psíquica. Lo que
obliga a optar entre sobrevivir a costa de dejar de ser, o seguir
siendo quien se es, a costa de la vida emocional.

A este fenómeno, Erikson llamó "la
difusión de la identidad", significando la
abolición de la misma.

La crisis de identidad de la sociedad dominicana pone de
manifiesto que esta contradicción acecha al conjunto. En
la disminución de quienes se ven lanzados al mercado laboral
tempranamente en la búsqueda o conservación del
trabajo.
Mientras quedan atrapados en el sostenimiento de lo
insatisfactorio y, paradójicamente, con temor a
perderlo.

Si los adultos están confusos…
¿dónde queda el adolescente?

El trabajo: el
trabajar como deber — y — el trabajo: el
trabajar, como etapa de maduración
consolidada…

En nuestro medio, el trabajo se repudia, y el joven, en
su forma más ferviente, lo evade.

La separación generacional entre mayores e hijos,
se agrava por el hecho de que el país se ha convertido en
un lugar transitorio para los jóvenes que aún
piensan en un futuro posible, y en un espacio sin sentido para
quienes tienen vedada incluso esa perspectiva.

Pero el signo más notable del vacío
ideológico en el que se ven sumergidos los adolescentes
radica en que el discurso de
los padres se ha deslizado hacia el plano auto conservativo — a
lo auto conservativo inmediato, cuando temen que anden por las
calles porque les pueden robar o matar o porque pueden matarse o
quedar librados a situaciones de desprotección extrema. Y
a lo auto conservativo mediato, cuando se les plantea que todo el
sentido de su vida actual está regido por la necesidad de
no caer de la cadena laboral en el futuro cercano; sino que se
diviertan lo que puedan, pero que al mismo tiempo

que sueñen que sobrevivirán
económicamente.

Despojado el estudio formal de todo valor
simbólico, permanece propuesto, en las representaciones
dominantes de la sociedad, como medio de acceder a posibilidades
de supervivencia — Y si el robo no es propiciado como salida
posible, ello no es sólo por los recatos morales que la
sociedad aún conserva, sino por la inviabilidad de su
ejercicio exitoso sin acceso al poder
económico o político.

"Me gusta leer, me gusta leer, me gusta leer…" Es
mensaje huero, a menudo proferido por aquéllos quienes
nunca apartan las cubiertas de un libro.

Hecho triste… (Véase mi ponencia: La
Personalidad
Mimética
en monografías.com y en
Psikis).

Muchos jóvenes en este u otros países
insulares en su psicología, como
tienden a ser los países de Latinoamérica, confrontan a diario las
contradicciones incongruentes de figuras en autoridad que
se proyectan a sí mismas en los periódicos como
modelos de
virtud a seguir. Mientras que se enriquecen del dolo y el ardid,
mantienen amantes públicamente y no tratan de disfrazar
sus ambiciones políticas
y de riquezas producto del
latrocinio. (Véase mi ponencia ¡Libres al
fin!
Que aparece en monografias.com).

En este respecto la venalidad eclesiástica
contribuye enormemente, porque los clérigos endosan,
ambos, los comportamientos inmorales y a quienes los proyectan
— siempre y cuando sean poderosos, adinerados o —
preferiblemente — ambas cosas.

El aceleramiento en la pubertad,
de la pubertad misma, por la sobrealimentación
desregulada y la de tareas vinculadas a la adolescencia, de temas
que deberían ser incumbencia de edades más
avanzadas, no es sino el efecto de la angustia que rige al
conjunto — la angustia resultante es tanto de padres como de
hijos. Entrelazados al temor de que los goces no alcanzados en el
presente ya no tengan lugar en el futuro.

Lo que subyace un moralismo de conveniencia y de
apariencias. Un moralismo vinculado a admitir que algo no
funciona, pero que no existe modo para remediarlo.

Un ejemplo, a mi mente brota, en este
respecto.

En las clases pudientes dominicanas — ya que
aquí no existen "clases medias" — se acostumbra a
permitir relaciones amorosas, con todo lo que éstas
conllevan, entre mujeres de menos de quince años, en
espera de su celebración "quinceañera" con hombres
casados, divorciados y que, a menudo, duplican o aun triplican la
edad de la niña inexperta.

El adolescente
dominicano vive, a menudo, un estado de
confusión existencial

No se debe, sin embargo, suponer que los adolescentes
están sometidos a la ausencia de un universo
modulador posible. Las instituciones
mediadoras de la identificación han variado y de ellas
depende la recomposición de procesos de identidad que
enfrenten la desintegración.

Los padres mismos, por razones extrañas, temen el
ejercicio de su autoridad, confundiendo aun más a sus
hijos confusos.

Algunos gestionan soluciones
tratando de hacer "algo"…

En nuestro entorno, siguen operando micro grupos que
proponen establecer modos de cohesión y de
re-identificación para los adolescentes y jóvenes e
incluso para los adultos. Pero, no se vislumbran aún
grandes proyectos capaces
de articular una reestructuración en conjunto de la
sociedad, la cual, actualmente, sólo se unifica en el
sentimiento general compartido.

Lo que es milagroso es que aún se conserven,
luego de traumatismos reiterados y desilusiones innumerables,
rasgos de solidaridad y
espíritu de recomposición donde pueden apoyarse los
tres pilares de la identidad: las representaciones, los fines
compartidos y los afectos vinculantes.

Los restos de un país solidario, que se define
por la producción de bienes
simbólicos, emergen en los intersticios donde se insertan
las posibilidades plasmadoras de los adolescentes; desde los
movimientos de rescate específico de su historia –– en la
cual la Noche Larga de la Indiferencia de los padres, ocupa un
lugar definitivo como símbolo de una generación que
trasciende –– hasta la participación, fundidos en
una masa que abarca varias generaciones, en razón de que
el trabajo, o su carencia, amalgama más allá de las
particiones que la educación
impone.

Sin dejar de lado las formas espontáneas de
recomposición de la marginalidad, en
la cual las identificaciones recíprocas se proponen por la
concepción de códigos convenientes, que intentan
liberar el robo, concebido como trabajo; de la tutela corrompida
de los adultos que hacen usufructo del mismo.

El caso reciente de los tantos bancos de
quiebras fraudulentas y de tantos desfalcos al gobierno — y al
público. Que, por todos conocidos, no dejan de afectar a
la juventud, siempre en búsqueda ansiosa por modelos de
probidad y justicia.

Como tantas veces hemos dicho en nuestras ponencias al
tema, a nadie satisface la absurdidad implícita en el
adagio malgastado de, "Haz como yo digo, pero no como yo
hago".

Como alguien conocido dijera: "Siendo mi pariente, y
habiendo engañado a papi… ¡que ahora quiera
ser presidente es algo increíble!" — lo peor siendo, que
esta observación puede aplicar a cualquiera de
ambos sexos.

Pero más inverosímil aún es que
pueda llegar a suceder — porque, es este el país donde
todo lo imposible sucede…

Son muchas las veces que hallo drogas
en tus ropas…

Todo ello ocurre mientras que muchos padres e hijos
pretenden ignorar lo que todos saben — que el papá y la
mamá viven una mentira matrimonial y que los logros
monetarios gozados por la familia
fueron mal habidos. En estos recitales dramáticos en los
cuales las palabras de la realidad suplantan al discurso
político para el público consumidor, muy
poco les queda a los padres, que puedan hacer cuando sus sermones
caen en oídos indiferentes — sino sordos.

Tú saliste con mi novio,
¡chopa!

Invitemos a Melania
de nuevo

Melania ha aparecido en otras ponencias, como algunos
recordarán.

En esta lección solamente requerimos su presencia
para ilustrar un aspecto incongruente de la relación con
su madre.

Algo que, a muchos les sonará familiar como ya
veremos.

La madre tuvo a Melania por accidente. La tuvo porque la
concibió resultado del sexo desprotegido. En su propia
manera de entenderlo, la mamá se sintió traicionada
por su propia madre por no haber enseñado a tres hijas
cómo no salir embarazadas, si nada más.

Cuando Melania nació, la madre, aun muy joven y
sin haber terminado el bachillerato, contrajo nupcias con el
padre de la niña, salió de él y pronto
reanudó su juventud interrumpida dejando la recién
nacida bajo el cuidado de su propia madre.

A medida que Melania creciera y se tornara en el
torbellino emocional y de comportamientos que fuera, la
mamá se distanció progresivamente de
ella.

Más adelante, habiendo comenzado terapia y
llegado a un equilibrio
emocional que le permitiera, por vez primera en su vida disoluta,
querer protegerse contra embarazos imprevistos, la mamá
rehusó dar su consentimiento, en bases de que de
así hacerlo, sería dar "luz verde para el
sexo" — añadiendo sobriamente, "yo sé que es
puta, pero no con mi permiso…" (Para entender mejor este
asunto, léase mi artículo: Temas de la
Neurociencia
: Coherencia en la
Educación).

Prosigamos

Los requisitos de una reestructuración personal
tienen así bases en las que sostenerse, y ello desde un
proceso de unificación recíproca del conjunto, ya
que no hay condiciones para proponer una perspectiva de
identificación a los adolescentes si no se recomponen las
grandes líneas de la cohesión emocional que se ven
fracturadas en los adultos mismos. Identidad ésta, que no
puede modularse sino en el continuo de una recuperación
social de los preceptos que, más allá de sus fallas
y capitulaciones, formaron a varias generaciones.

El país aún se alimenta de su capital
simbólico, al cual no debemos renunciar sin una
revisión profunda que nos permita saber quiénes
somos, sin una asimilación de los hastíos e
impasses a las cuales fuimos conducidos, con las dosis de verdad
con las cuales lo más lúcido del siglo pasado se
identificó.

No mientas… estás
tomando la píldora… y, ¿para
qué?

En
resumen

En este país vive una adolescencia frustrada y
acrimoniosa por lo poco que hemos hecho para guiarlos con firmeza
y para comprenderlos con ternura.

Les ofrecemos oportunidades de estudio, sin preguntarles
cómo les va en sus carreras y qué notas
están sacando en la universidad
lo que no hacemos por miedos de molestarlos, y porque tememos que
nos digan: "Y, a ti, ¿qué te importa?"

Les tememos porque sus fallos, para siempre serán
los nuestros, ya que a nosotros nos tocará recoger las
piezas del debacle.

Los que se gradúan — luego de cambios
caprichosos de carreras — lo hacen, a menudo por vis a tergo, y
sin saber cómo llegaron a lograrlo.

El post graduado es rutinario. Por medio de influencias
políticas se asegura de que los nuevos profesionales
trabajen en sinecuras sin significado moral, para
que ellos simplemente existan, y esperando que entonces, ellos
las tomen como labores genuinas, dignas y provechosas.

Esperamos muy poco de ellos. Mientras que los preparamos
para nada de utilidad con
qué enfrentar un futuro — Un futuro que sea
independiente de nuestro subsidio sin
interrupción.

Nuestro monstruo es que nuestros hijos jóvenes,
son reflejos de nuestra apatía — como padres, y descuido
emocional — como modelos de identificación — ya que
nos jactamos de vivir la vida, como nos place a nosotros,
y ¿qué más da?

Sad…

Amor adolescente:
¿Antes? o ¿después… del
himeneo?

Dr. Félix E. F. Larocca

El amor, como
apego, es un proceso de naturaleza
esencial para el desarrollo
equilibrado de la mayoría de los vertebrados superiores
— especies entre la que la nuestra se encuentra, y en las que
de alguna forma intercalada, muchas de las castas de animales sociales
como las hormigas, las termitas y las abejas, asimismo se pueden
contar. (Para el entendimiento de esta lección,
recomendamos las siguientes ponencias, por mí escritas:
John Bowlby: Apunte Biográfico, Apego:
¿Servilismo o Amor Sano?
y Apego
Humano).

Capaz de abnegación, nepotismo
y de altruismo… sin mencionar la
embriaguez…

El amor como objeto del estudio de las neurociencias es
un sujeto fascinante que ocupa otras ponencias. (Véase:
La monogamia y sus aspectos de
adaptación
).

Pero el amor y el
sexo no son iguales

El amor y el sentimiento sexual, aunque se consideran
sincrónicos y armónicos, no siempre lo
son.

Los sentimientos sexuales son instintivos para la
reproducción y comienzan mucho antes de la
pubertad — vide supra. Como ha sido notado por Havelock
Ellis, S. Freud, San
Agustín y Alfred Kinsey. Los niños
bien pequeños y hasta los bebés de dos y tres meses
experimentan sensaciones eróticas. (Véanse mis
ponencias al respecto).

El sexo y la
sexualidad

El sexo en la adolescencia nunca se debe considerar con
reproche o exclusión por parte de los adultos. La
transparencia es esencial ya que pocos adolescentes modernos
gozan de suficiente desarrollo emocional, conocimiento
específico, o poseen la madurez para estar sensiblemente
envueltos profundamente; formulando compromisos serios, con una
compañera o compañero sexual.

Para los adolescentes y los adultos por igual, el estar
envueltos sexualmente siempre debe juzgarse con una norma de lo
que es ventajoso o de lo que no lo es. Las experiencias sexuales
serias que brindan crecimiento y felicidad, mediante el
intercambio de valores objetivos, son
generalmente benéficas sin importar la edad. Pero las
relaciones
sexuales casuales, que no se fundamentan en valores
éticos o que se forman desde una base hedonista, son
dañinas para todos, porque socavan la autoestima y
obstruyen los sentimientos valiosos.

Concebido así, se entiende que el comportamiento
sexual del ser humano posee matices psicológicos
profundos.

Los adolescentes que inician relaciones sexuales antes
de que sean maduros, como viéramos en el caso de Melania,
o que deseen envolverse en relaciones serias sin
preparación alguna, van a comprometer su futura capacidad
para lograr el amor sensible. La pérdida de autoestima que
resulta de entregar casualmente el cuerpo, milita en contra de
los placeres emocionales, del amor romántico y de la
felicidad de pareja a largo plazo. De igual manera, el sexo
casual o manipulador debilita la autoestima, independientemente
de la edad. (Véanse mis ponencias: Bebé
Obeso
y Temas de las Neurociencias: Sensatez en la
Educación
).

La vie blue. Pablo Ruiz
Picasso

El matrimonio

El matrimonio de por sí no es el único
criterio para comenzar relaciones sexuales. De hecho, el evitar
el sexo hasta el matrimonio, para un creciente número de
personas, es una decisión invalidada por la costumbre
actual. Es así, porque ahora se cree que en cualquier
relación seria de amor romántico, el sexo
satisfactorio es requerido para el completo crecimiento y la
intimidad emocional. (Véase mi ponencia: El Himeneo,
ceremonia trivial ¿o tribal?
…).

Que el sexo prematrimonial y casual existe, es una
realidad que hay que acatar — y no, que
atacar.

Es una realidad y hay que reconocer su existencia para
asimilarla.

En adición al logro del crecimiento emocional
completo, muchos proponen, que el sexo prematrimonial orientado
meramente hacia los placeres, entre personas maduras y preparadas
para practicarlo, les ayuda a eliminar la dañina ansiedad
de ejecución sexual frecuentemente experimentada en los
matrimonios vírgenes e ingenuos. Esa liberación de
ansiedades sexuales permite, dicen ellos, que ambos en la pareja
se concentren en asuntos no-sexuales que son importantes
en las relaciones románticas que producen duración.
(Una obra de aparición reciente, apropiada a este tema, y
de interés
literario: On Chesil Beach por I. McEwan).

Nada más absurdo. El veredicto final es, que
pesar de todo lo que se ha dicho: La infidelidad y el divorcio,
entre estas parejas casuales, siguen un curso inexorable de
progresión sin interrupciones, porque parten de la
convivencia experimental y sin obligaciones
mutuas. (Véanse mis ponencias: Virgen, El
Himeneo…
y La Monogamia y sus Aspectos de
Adaptación
).

sexo da la vida. Pero, no es
todo lo que hay en la vida

Para muchos, obsesionados con el sexo, como actividad de
placer, este se convierte en fuente de recreo y nada más.
Para ellos, por ser mal ajustados, se reservan los terapeutas del
campo impreciso de la sexología.

Y para los que, usando la comida como sustituto al sexo,
se empachan por razones similares, existen los dietistas —
profesionales que son asimismo improbables desde el punto de
vista natural.

Brueghel. Boda del
pobre

Las relaciones sexuales no-maritales pueden proveer una
gama completa de valores sensuales y placeres mixtos y complejos,
ya que a veces permanecen incompletas con excitaciones diferentes
al sexo marital, convencional y fiel. Las aventuras sexuales
no-maritales ofrecen importes nimios que, aunque satisfacen la
sensualidad, no exaltan la vida, mientras evitan el sacrificio de
la felicidad que domina los matrimonios cerrados que se basan en
el deber mutuo y en el culto de la honestidad.

Las relaciones sexuales no-maritales generalmente
permiten poco tiempo y roban libertad para
el trabajo creativo y el desarrollo del ego maduro, lo que a su
vez puede conducir a una merma de valores, seguridad y
fortaleza — eso opinan quienes conciben el sexo como
parte del desarrollo total del ser humano. (Véanse
los trabajos de Erik H. Erikson al respecto).

Oralidad sexual
temprana…

La seducción como
técnica

El primer manual sexual
(Ars Amatoria) conocido fue escrito alrededor del Siglo II
AC por el poeta romano, Ovidio. Este breviario enfatiza las
técnicas de seducción para el
sexo casual. Además de esto, el manual
promueve agresivamente la perspectiva de diversión, de
"don Juan" o del "play boy" en cuanto al sexo; mientras
que enseña varios juegos en los
cuales se desempeñan roles o se actúan libretos con
técnicas manipuladoras para seducir a las mujeres.
Shakespeare lo
menciona en The Taming of the Shrew (La
Fierecilla Domada).

Lo mismo de siempre…

Los enfoques de Don Juan y del "play boy" hacia
el sexo, hoy usan champaña, carros lujosos, manipulaciones
recreativas del compañero o compañera sexual y el
profesar "sinceridad" y "seriedad", pragmáticamente,
cuando ésta resulta conveniente, estratégicamente.
Pero la mayoría de los don Juanees modernos sólo
pueden fingir lujuria mientras realmente están
aterrorizados de su propia ineptitud sexual — porque el don
Juan, a menudo es homosexual latente, impotente, o ambas cosas.
Algo a lo que asimismo Shakespeare alude en su drama The Two
Gentlemen of Verona
(Los Dos Caballeros de
Verona
).

Muchos don Juanees nunca han experimentado
éxtasis psicológicos/eróticos/sensuales y
toda su vida permanecen siendo vírgenes psicosexualmente
— porque ellos nunca desarrollan la capacidad de despertar ni
de recibir placeres sincrónicos.

Por eso, muchos, al fin y al cabo, terminan engordando y
usando Viagra, comenzando a una edad temprana. Mientras que los
que reverencian la relación madura entre parejas,
prescinden de su uso de por vida. (Véase mi ponencia:
Sexo después de los 65 años en
monografías.com).

Ovidio, en su vida disoluta, pudo ser candidato al
sexólogo de hoy o a mantener un portal de erotismo en el
Internet.

Lo que es bueno saber y darse por
enterado

Tras cada relación sexual,
psicológicamente, existe un motivo saludable o indirecto,
aunque frecuentemente ese motivo permanezca escondido o
subconsciente. Una persona debe
percatarse del motivo que él o ella tiene para las
relaciones entre los sexos. El esconder un motivo no saludable o
neurótico para una relación sexual, o no sexual, es
destructivo para ambos en la pareja. (Véase: The
Tangled Wing:
Biological Contrains in the Human Spirit
por M. Konner).

Donde el hipotálamo hace su
entrada

Las emociones
negativas posteriores, son señales
naturales de alarma, provenientes del hipotálamo cerebral.
Si una persona hace algo que no es ventajoso para ella física o
psicológicamente, el hipotálamo, luego de haberlo
registrado por los lóbulos pre-frontales y el sistema
límbico, lo va a comunicar con reacciones de malestar o
incomodidad, similares al desasosiego que se experimenta
después de una hartura o exceso epicúreo de
cualquier tipo. Sentimientos posteriores al hecho, transmitidos
por este sistema regulador, normalmente indican con
precisión si las acciones
ejecutadas fueron últimamente ventajosas o no ventajosas.
El sexo inmaduro es conflictivo y no colma al que lo practica con
nada más que resacas de remordimientos. (Véase mi
ponencia: El precio de una
"jartura
").

La seducción y la
atracción — cosas diferentes

El atractivo seductivo y la sensualidad son dos
condiciones diferentes. El atractivo seductivo o la
seducción tradicional, involucran estrategias
astutas para lograr un fin, frecuentemente con propósitos
egoístas. Por otro lado, el sensualismo envuelve la
franqueza y la expresión de sí mismo sin culpabilidad.
La sensualidad es una característica saludable y deseable,
mientras que la seducción generalmente es una
característica artificiosa y corrompida.

sensualidad, cuando se utiliza para realzar el poder
personal y el control sobre
alguien más, nunca contribuye a la felicidad y al placer
total. La seducción, cuando se usa para manipular al
compañero o compañera sexual, socava la autoestima
y destruye el derecho a la felicidad de la otra
persona.

Joao Miró

Sin embargo, las técnicas de seducción
para el sexo serio pueden ser laudables y beneficiosas. Esas
técnicas son no-manipuladoras y se pueden contener una vez
que la naturaleza del sexo maduro es comprendida. Los hombres y
mujeres que adoptan los conceptos maduros pueden desarrollar
técnicas efectivas de ascendiente sensual. Las
técnicas envuelven el integrar el vestido, los
cosméticos y el acicalamiento con las expresiones del
cuerpo y la voz de la persona — todas combinadas para proyectar
mayor atractivo sexual. Una vez adquiridas, esas técnicas,
que logran ventajas, están disponibles para usarlas
siempre.

Pero, cuando aquí, hablamos de la adolescencia,
refiriéndonos asimismo al sexo, no lo hacemos obedeciendo
al deseo de hablar por hablar; sino que lo hacemos por la
razón específica de que creemos que padres, que
hayan tenido la paciencia de leer esta ponencia hasta este lugar,
son padres que desean un punto de partida para no sólo
explorar los sentimientos de sus hijos creciendo en un mundo
repleto de enigmas y de posibilidades inciertas, sino para
igualmente asistirlos en su búsqueda por soluciones a sus
inquietudes normales — de lograr, algún día, ser
maduros.

Las fuerzas primarias de atracción, entre
personas que se mueven camino a relaciones de amor
romántico, son los rasgos únicos de la
personalidad. Toda relación romántica basada en
el sexo maduro generalmente progresa convirtiéndose en un
proceso de fascinación mutua en el cual ambas personas en
la pareja se esfuerzan en proyectar creciente atractivo sensual y
sexual entre ambos.

Las seducciones no manipuladoras no son seducciones en
el sentido del Don Juan, sino que son proyecciones de atractivo
amoroso combinadas con confianza, honestidad y, sobre todo, con
ternura.

clase de donaire ayuda a ambas personas en la pareja a
ser sexualmente libres y recíprocos, entre ellos,
física y emocionalmente.

Edvard Munch,
Flirt

En resumen

Como todo en la vida del ser humano, el sexo requiere
discernimiento y enseñanza. Quizás, de todas las
cosas importantes que hay que aprender en la vida, el
conocimiento sexual es el que más se descuida por
quienes tienen, como deber, enseñarlo.

Por su parte la madurez psicosexual natural, que en
todos, debe de progresar armoniosamente, falla en su cometido
porque, a menudo, los padres y los que, a los niños
educan; no son ellos mismos maduros, no saben, o no
desean
impartir este conocimiento.

El sexo maduro es libertad, no licencia — como la
mamá de Melania creyera…

Estoy embarazada y voy a tener mi
bebé…

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

Epílogo:

¿Por qué quo vadis en el
título de esta lección?

La expresión es latina, significando
¿Hacia dónde vas? Refiriéndose al
encuentro entre San Pedro y Jesucristo en la Vía
Appia. Pedro, huía sus perseguidores, soldados del
Emperador Nerón, cuando tuvo una visión de Cristo a
quien preguntara, "Domine, quo vadis?" (Señor,
¿hacia dónde vas?). Jesús le
contestó, "Hacia donde yo voy, ahora, tú no puedes
seguirme; pero tú me seguirás después" (Juan
13:36). Pedro entendió que Jesús le decía
que iba camino a Roma para ser
crucificado de nuevo. El santo apóstol, entonces, acatando
su propio destino, volvió a Roma donde fue crucificado en
la faldera de la Colina Vaticana, sitio que hoy ocupa la
Basílica de San Pedro.

El deber, parece tema apto para dar fin a esta
lección…

El
deber

D Dr. Félix E. F. Larocca

Sociólogos y otros investigadores de las relaciones
humanas han emitido la voz de alarma: el deterioro en la
convivencia social que distancia a algunos padres de sus hijos y
a los educadores de sus alumnos, y que, en su peor
versión, llenando las páginas de los noticieros,
tiene mucho que ver con el hecho de que las últimas dos
generaciones han transformado parte de un sistema de valores que
parecía asumido, o percibido como positivo, en sociedades
desarrolladas como la nuestra.

La incontenible violencia
machista, los desencuentros entre padres e hijos y entre estos y
sus profesores, el culto que rinden a la violencia ciertos
sectores juveniles, el nuevo fenómeno de adolescentes
descontrolados durante fines de semana llenos de drogas y
alcohol.
Sumados al creciente fracaso escolar y la consiguiente
desmotivación de los jóvenes, la competitividad
inhumana en algunas empresas… son
manifestaciones de una problemática que tiene muchas y
complejas causas, una de las cuales podría ser la quiebra de
algunos principios universales despreciados por su esencia a
caduco o poco moderno, como el respeto a las
personas mayores, el cuidado con las cosas que son de todos o la
cultura del
esfuerzo como medio para el progreso material y
personal.

Más de un sociólogo y pedagogo comienza a
reivindicarlos, aun a costa de cargar con una imagen negativa
de reaccionario o contrario a la moda y a las
creencias en boga; como el individualismo egoísta, la
satisfacción inmediata de cualquier deseo o la
diversión a toda costa.

Parte de nuestra sociedad parece solicitar que quienes
tenemos responsabilidades, entre otros, padres, educadores y
medios de
comunicación, rescatemos esos principios
imperecederos que promueven la vida en sociedad y dotan de un
sentido humano, urbano y coherente a nuestras vidas.

Los principios nos hacen más
maduros y más libres

Tengamos presente que la escala de valores
y creencias de cada persona es la que determina su forma de
pensar y su comportamiento. La carencia de un sistema de
preceptos definido y compartido por la mayoría de la
población instala al sujeto, especialmente
al menos maduro, en la indefinición e indefensión y
en un vacío existencial que le deja dependiente de otros y
de los criterios de conducta y modas
más raros.

Por el contrario, los valores asumidos como cultura,
como los que compartimos con los seres humanos que nos rodean y
con todos en general, nos ayudan a saber quiénes somos, a
dónde vamos, qué queremos y qué medios o
herramientas
nos pueden conducir al logro fundamental de nuestra existencia:
el bienestar emocional, uno de los elementos esenciales de eso
que denominamos calidad de
vida.

Estos valores no dependen de los tiempos ni de las
circunstancias, porque nada tiene que ver con el sistema
económico o político vigente ni con las
contingencias concretas o modas del momento. Son intemporales,
esencialmente humanos y promovedores de la sociabilidad y del
equilibrio en la relación entre las personas que resultan.
Están por encima de las corrientes, por su sólida
vinculación con la dignidad de la
persona. Y porque promulgan el respeto a las opiniones y
necesidades de los demás. Son valores del ego, que no
puede desarrollarse si uno no vive en libertad y en coherencia
con unos principios íntimamente relacionados con la
responsabilidad de entender que todos somos seres
humanos, con nuestra dignidad, nuestras necesidades, nuestros
gustos y nuestra propia emotividad. En suma, iguales en
nuestras diferencias.

Enseñar por
precepto

En las últimas décadas han primado, acaso
como reacción a las anteriores, planteamientos más
coercitivos que dialogantes, con posturas pedagógicas
más permisivas y abiertas, basadas en el dejar hacer y en
el principio de no coacción a la espontaneidad de la
persona. Esto se ha percibido especialmente en las relaciones
entre padres e hijos y entre estos y sus profesores. Hay muchas
causas sociales, políticas e incluso económicas —
la mujer se
incorpora al trabajo remunerado y los padres apenas tienen tiempo
para ver, y mucho menos para educar, a sus hijos — que explican
esta evolución, pero no nos detengamos
ahí. La sensación que predomina en algunos padres y
educadores es que la experiencia liberal no ha sido del todo
positiva. A los adolescentes les cuesta reconocer la autoridad
moral de padres y educadores y los problemas de
convivencia afloran en muchas familias. Como resultado, son
demasiados los jóvenes (y mayores, por supuesto) que se
comportan ignorando los más elementales principios de
solidaridad y de respeto a los demás.

De un distante y frío autoritarismo, poco
inclinado a las explicaciones y menos aún a escuchar al
niño o joven, hemos pasado a una permisividad del todo va
y se estima que quizá tardemos toda una generación
en recuperar la autoridad dialogante, una autoridad que fija y
marca límites
justos, razonables y negociables. Límites que son
necesarios para el aprendizaje de
la libertad personal y la convivencia social. Si no se discute
que es difícil educar en valores cuando se mantiene una
actitud
controladora y represiva, cada día está más
claro que no es más sencillo conseguirlo desde la tolerancia casi
sin límites que parece reinar hoy en muchos hogares. No
son pocos los padres y educadores, y en general adultos, que
temen contrariar a los jóvenes, aunque la razón les
asista.

Ahora bien, no se trata de auto culpabilizarnos, ni de
culpar a nadie de por qué y cómo hemos llegado
donde estamos, si no de que cada uno, como parte involucrada,
asuma la porción de responsabilidad que le corresponde en
la educación en esos principios. Pero sólo en la
medida en que vivamos los valores que queremos trasmitir
conseguiremos el objetivo.
Porque educar es, fundamentalmente, comunicar a través del
ejemplo, trasmitir actitudes y
comportamientos.

Valores importantes:

1) Respetar a las personas mayores: lo hemos
vivido casi como una imposición "por ser el padre
o madre, abuelo o abuela". Cambiemos esa obediencia ciega
por el sincero respeto hacia quienes, con una vida de
esfuerzos, nos han trasmitido la próspera sociedad
que disfrutamos.

2) Honrar a los educadores: volver a
revestirles de la dignidad y respeto que su
profesión merece y aceptar su autoridad. Es
imprescindible.

3) Simpatía hacia los débiles
que nos rodean.

4) Respeto a los bienes y servicios
públicos. Protegerlo, como nuestro el patrimonio común.

5) No permitirnos ser víctimas del
consumismo.

6) Aprender a escuchar y ponernos en el lugar
de con quienes dialogamos. (Véase mi ponencia:
La empatía y su entendimiento
neural
).

7) Aprender a esperar, a respetar el turno, y
a no insistir en ser siempre el primero.

8) Aprender a perder, a fallar, a asumir el
fracaso como proceso básico de todo aprendizaje de crecimiento
personal.

9) Desarrollar el sentido de responsabilidad.
Organización, puntualidad,
empeño por hacer bien las cosas… son actitudes
positivas.

10) Incrementar la autoestima, cuidar de
nosotros mismos. Practiquemos las virtudes de
aceptación, valoración y disciplina con uno mismo.

En resumen

Los dictámenes morales son esenciales, y como
parte de nuestra historia evolutiva, funcionan para asistirnos en
adaptar a los rigores de nuestras vidas y en lograr ser flexibles
con nosotros mismos y en el trato con los
demás.

Ser justos y dignos nos proyectará una imagen
envidiable, como miembros especiales de todo grupo al que
pertenezcamos.

¡Marchemos, entonces!

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
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